Bueno aquí estamos con la segunda publicación de este primer blog. Y como lo prometido es deuda, voy a explicaros un poco la cámara oscura. Si alguna vez te has preguntado cuál es el origen de la fotografía, y aún no has dado con la respuesta, te comento que la respuesta a tal incógnita se responde con dos palabras “Cámara oscura”.
Como sabrás, para realizar una fotografía se necesita forzosamente que haya luz. De hecho, la etimología de la palabra nos lo indica, ya que “foto” es “luz”, y “grafía” significa “escribir”, por lo tanto cuando capturamos una imagen en realidad lo que hacemos es escribir/dibujar con la luz que hay en el ambiente, y es reflejada por los elementos ahí presentes.
¿Y qué tiene que ver una cámara oscura con la luz? Bueno, pues todo. La cámara oscura no siempre es oscura. Cuenta con un pequeño orificio por donde entra la luz, y esta se proyecta en la pared opuesta, formando como por arte de magia la imagen de lo que está en el exterior.
El orificio es pequeño y actúa como una lente convergente, causando que lo que se proyecte a través de él quede invertido tanto horizontal como verticalmente. Para ejemplificar un poco lo que es una lente convergente, coge una cuchara, y mírala por la cara exterior, podrás ver como su imagen queda de cabeza.
Con el tiempo estas cámaras oscuras fueron evolucionando. Primero se comenzó a dibujar sobre las imágenes proyectadas, pero tiempo después se utilizó un tipo de papel especial que era sensible a la luz, por lo que, al proyectarse luz sobre él, afecta a su composición, quedando dibujada la luz sobre el papel.
El concepto de “Cámara” se continuó utilizando, por ello hoy en día a los dispositivos con los que tomamos fotografías se les llama “Cámaras fotográficas”.
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